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foto: depor

LLANERO SOLITARIO

Por: Adhemir Cavero Chavera

Publicado: 2017-04-27

Hoy en día, se puede ver a muchos venezolanos trabajando en Lima. En tiendas, restaurantes, paraderos del Metropolitano, en los alrededores de los mercados. En todos lados. Nuestra tierra, que siempre le demuestra un gran cariño al extraño y a el amigo, le ha abierto las puertas a los hermanos llaneros que no se sienten nada solitarios. Todo lo contario, el apoyo de la gente los ayuda a salir adelante. Y si están en todos lados, pero alguien se les había adelantado. Su apodo, el “Camuro”, no pegó mucho aquí (y es que somos más criollos). Debutó de forma auspiciosa en la presentación, pero no pudo ser aporte en la Libertadores por arrastrar una suspensión con su equipo anterios. Los comentarios iniciales no fueron tan solidarios con el. ¡Que vaya a vender arepas!, ¡Que venga más “Maduro”! , ¡Es un cable pelado! Le dijeron de todo. Y es que su ímpetu venía sin frenos en cada jugada y sus intervenciones siempre iban al borde del peligro. 

Pero llegó Semana Santa, el tiempo perfecto para hacer un acto de contricción, reflexión y recogimiento. Y Arquímedes, siguiendo dicho principio, meditó. Revisó tal vez los goles con los que fue vendido a Universitario de Deportes. Se propuso hacerse un nombre y salió al campo convencido de ello.

En el campo del Monumental, su centro de trabajo, el veneco no esperó mucho. En apenas 4 minutos y con el terreno lleno de papeles el asumió el suyo. Como no encontró resistencia (parecía que los rivales le habían preparado una entrada triunfal), avanzó por la zona occidental, dio unos dos o tres toques y cuando vio su objetivo, no dudó. Lanzó un latigazo que castigó al adelantado arquero Butrón y corrió a celebrar su logro.

Luego fue "la hiena" quien jugando con una sonrisa contagiante hizo el segundo de tiro penal. La puso arriba, a un lado inalcanzable nuevamente para el arquero visitante. El tercero fue de Quintero que aprovechó un regalo de pascua por parte de Paolo De la Haza y puso a bailar a los fieles cremas en Ate. Pero estos dos hechos no habrían ocurrido de no ser por el gran trabajo del venezolano. Su gol abrió todo, llenó de confianza a sus compañeros y de paso a sus compatriotas, que vienen sudando la gota gorda en este sol que se niega a retirarse y piensan en un futuro mejor para sus familias y en el caso de Figuera, para su equipo que no esperó que sea domingo para resucitar.


Escrito por

Javier Adhemir Cavero Chavera

Escribo cuando estoy inspirado, me inspiro cuando escribo.


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