#ElPerúQueQueremos

Una imagen que vale más que mil palabras.

Y APARECIERON LAS MOSCAS

Roberto Mosquera sufrió una goleada catastrófica en su visita a Buenos Aires y se le acabó el sueño. 

Por: Adhemir Cavero Chavera

Publicado: 2017-09-22

Ignacio Scocco va, viene, engancha, driblea. El crack riverplatense la lleva atada al pie y cual huracán destruye a su paso a cuanto rival boliviano se le pone al frente. Van 9 minutos de la revancha y ya puso el primero, la remontada es más que posible. Los entendidos del fútbol dicen que esos primeros 15 pueden determinar tu destino en un partido y a Wilstermann se le viene la banda encima.

Van 13 minutos y los bolivianos la ven pasar de lado a lado en su área, irónico resulta todo, se ven ahogados ante la marea argentina y cuando van a la marca son superados como conos. 13 minutos y el mismo Scocco la clava arriba y corre con la pelota en mano al centro del campo. Van por más.

Remontar un 3-0 requiere temple, otros lo consideran milagro. Por eso apareció de nuevo San Ignacio para meterle un centro y adentro. Trago amargo, fulminante para los dirigidos de Mosquera que ya tiene 3 en contra. El sueño se va convirtiendo en pesadilla. El DT desea cambiar palabras por goles en su equipo. Los boliches parecen los palitroques y los argentinos, la bola negra pesada que con velocidad y dirección, los tumba.

River no da respiro, si el rival tuvo la altura como aliado para dejarlos sin aire en la ida, en el Monumental había que dejarlos inactivos en la vuelta. Así con ese ritmo lo que sigue es un baile total. Se vienen cuatro, cinco, seis, siete, ocho. 

Si era un partido de basket o vóley, un time break era propicio. A Mosquera se le acabó el sueño, solo le queda reconocer la derrota. River destrozó a Wilstermann y borró todas las páginas que había escrito en la edición 2017 de la libertadores. Lamentablemente, en toda historia uno siempre se queda con el final. 

Aparecen las moscas, revolotean por sobre los bolivianos. Nunca se sabrá a ciencia cierta, si Wilstermann murió en la cancha o salió ya muerto del camarín. Fin del sueño.






Escrito por

Javier Adhemir Cavero Chavera

Escribo cuando estoy inspirado, me inspiro cuando escribo.


Publicado en