Por: Adhemir Cavero Chavera

Luego de habernos medido ante potencias mundiales como Alemania y Holanda, volver a la onda latinoamericana nos parecía poca cosa. Como aquel que vuelve de viaje a su país y reniega comparando lo que hay y no hay en tal o cual lado, ese mismo efecto causó en la afición (no fisión, like Tula Rodriguez said). Jugar contra Ecuador, rival al que habíamos vencido en su propia casa con todas las de la ley y Costa Rica, que en Rusia no tuvo el mismo brillo que el mundial de Brasil, parecía mero trámite. En el tema marketing siempre luce todo OK: las entradas se venden bien y los auspiciadores son los más felices, pero en el plano futbolístico que es lo esencial, no dimos la talla.

Los dos partidos, no fueron tomados como un juego por los visitantes y Perú fue superado enormemente en sectores del campo en donde antes (o al menos recientemente parecimos haber crecido) no nos superaban.


(D)EFECTO MUNDIAL

En Rusia 2018 practicamos un fútbol elegante, pero el estar en los ojos del mundo nos resultó contraproducente. Perú tiene un guión predecible en cancha y las otras selecciones, con un par de videos, nos han complicado la cosa.

Sin un receptor guerrero todo resulta más duro  y pese a las variantes de Gareca, las respuestas no fueron las esperadas.Sin embargo dicen los sabios que de las derrotas se aprende más que de los triunfos y si se toma con la mesura del caso, podemos sacar mucho provecho. 


TOCAMOS Y TOCAMOS, PERO NO ABRIMOS

La blanquirroja basa su juego en el toque preciso de lado a lado, sin embargo ni ante Ecuador ni ante Costa Rica, funcionó. Ambos equipos, apelando al choque nos cerraron los circuitos y desconectaron a nuestra ofensiva. Sin fuga, explosión ni efectividad, somos poco agresivos. Somos nuevos anfitrionescon los turistas, pero eso solo le interesa a las agencias de viajes, de locales debemos reflejar nuestro dominio territorial en el marcador, sino sufriremos o saldremos con cara de pocos amigos de estos encuentros que nos dejaron más dudas que recaudación.