Por: Adhemir Cavero Chavera

Universitario de Deportes cumplía 95 años en medio de una crisis deportiva importante y la hinchada del club decidió concentrarse como se hizo clásico en los último años, en la mítica Plaza San Martín del centro de la ciudad. La cita se hizo por redes sociales y se hizo masiva. Eran muchos los que estaban contentos de poder celebrar un aniversario más, junto a gente que comparte el mismo sentimiento. Sin embargo, cuando nisiquiera empezaba el evento, todo cambió. 

A unos metros, llegaron cual ejército de Thanos, las fuerzas del orden de nuestro país, para romper de golpe todo lanzando bobas lacrimógenos y perdigones a diestra y siniestra. 

UNA PENA

Esta concentración no debió pararse de esa forma tan violenta. Fue un atropello en donde no importó que haya ancianos, mujeres o niños, todos sufrieron el embate policial. Sin embargo, es algo que se veía venir. En pleno desarrollo de un evento tan importante, sino el más trascendental que nos tocado (y costado) organizar como los Juegos Panamericanos, cualquier manifestación en uno de los lugares con mayor afluencia turística, pues no era visto con buenos ojos por parte de nuestras autoridades e iba a generar problemas.

¿Qué hay de ofensivo en ir a cantarle al club que tanto amas en el día de su aniversario?. Nada. Sin embargo, creo que la idea del área de Marketing de celebrarlo en casa, era la correcta. O cuando es tu cumpleaños invitas a la gente a la esquina a tomar. No, todo lo contrario, te compras ropa nueva, abres las puertas de tu hogar y los haces sentir como si fuera el suyo. Festejar el 7 de agosto en el Monumental era el mejor de los planes para la fecha. Me imagino esas tribunas llenas, la presentación de la camiseta que sacó Marathon (maravillosa a mi parecer), fuegos artificiales y demás. Pienso en como habría sido y me avergüenza el mamarracho que se vio ayer. Pese a que la hinchada igual llegó al destino (el estadio Lolo Fernandez), ya se había creado un mal ambiente. Grupos de a pie creando pánico a los inocentes transeúntes, tráfico y el malestar general en consecuencia. Finalmente los asistentes (los más resistentes sobretodo) dieron rienda suelta a su alegría entonando cánticos clásicos y se pudo cerrar la noche con algo de felicidad en la accidentada noche.

La policía nunca actuará concientemente o se detendrá a pensar, ellos simplemente cumplen ordenes. Si les piden pararse de manos 3 horas, lo hacen. Ejecutan muchas veces al pie de la letra con sus reglas estúpidas de cortar capuchas, prohibir el uso de correas e incluso abusar de su poder quitándole camisetas a los hinchas. Así actúan los que desde el nido nos enseñan que son nuestros amigos, como verdaderos enemigos.