Por: Adhemir Cavero Chavera

twitter: @javieradhemir1

Quien veía el primer tiempo y el cantol que le puso Serbia a Brasil hacía que los apostadores se froten las manos una vez más esperando esos resultados que regalan dinero a manos llenas.

Brasil buscaba abrir a los serbios pero no podían. Sus figuras no aclaraban ni medio camino y el 0-0 se veía inamovible. Pero, Brasil siempre creyó. No solo tiene orden y progreso, en su selección tiene jugadores que en sí mismos pueden romper cualquier esquema. 

Esa indicación con la boca tapada de Tite a Neymar quizá fue un "sé tu mismo", desequilibra. Es así que el buen Ney buscó abrir un surco de esos que hace en diagonal casi siempre en PSG o donde juegue y dejó el pase para que Vinicius sirva al medio, el arquero dio rebote y apareció Richarlison. El delantero que lloró por su convocatoria, ahora lloraba de alegría nuevamente por permitirle respirar tranquilo a los suyos. Canta Canario.

Era el gol que buscaban y que marcó justicia al dominio de la verdeamarelha. Pero Richarlison tenía mucha mayor ambición. Sabía que una más iba a tener, por eso se mantuvo expectante en el área y un nuevo centro de Vinicius, esta vez con el revés del pie le permitió acomodarse y cortar la racha de sorpresas en esta Copa Mundial y qué mejor que con una tijera. Megagolazo para un 2-0 que sentenció el juego. Luego Casemiro casi anota (su remate pegó en el travesaño al igual que el de Alex Sandro) y el arquero serbio sacó un par.

Llegó el pitazo y por lo expuesto en el estadio Lusail, la canarinha luce como en su camiseta el VERDE ESPERANZA y AMARILLO OPTIMISMO.